¿Cómo llegas a la fotografía y como es tu relación con esta?
Un poco por herencia familiar, otro por la fascinación por la fotografía como objeto y decisivamente por mi pasaje por la Facultad de Artes, me fui relacionando con este lenguaje. La suerte de poder compartir espacios y ver múltiples formas de encarar la creación por parte de otros, en ámbitos en común y desde diferentes lenguajes esta muy vinculada con esa relación. Creo que el recorrido por los talleres de Carlos Seveso y Carlos Musso, a quienes reconozco como grandes creadores de la plástica, me abrió un camino donde entra la búsqueda a través de la mirada personal, sincera, abierta, por momentos árida por momentos rica, donde hay lugar a la libertad, el azar y al error como parte de un todo. Donde comencé a abordar la fotografía desde otras perspectivas, emparentadas con otros lenguajes, como el pictórico o el de la intervención del espacio, entre otros, y siempre con un interés por la dimensión conceptual de la obra. También las experiencias en otros ámbitos no académicos, como el teatro independiente, la generosidad de creadores como Roberto Suarez y la gente con la que trabaja, personas comprometidas con el hecho de la creación. Y en primer lugar, los vínculos familiares y afectivos son una fuerte motivación e inspiración personal.
Mi relación con la fotografía en tanto que proceso creativo, es una relación dinámica, a veces lúdica, a veces caprichosa, a veces obsesiva, siempre atravesada por el “qué me pasa con el mundo, con la vida y con la muerte y ”. La fotografía me da la posibilidad de resolver el espacio y jugar con el tiempo. También es una forma de buscar lo bello, siempre lo bello…claro, lo bello para mí y subrayo el para mí, ya que entiendo que hay una fuerte relación entre lo ético y lo estético, es decir, no puedo mentirme a mi mismo. La búsqueda de la “Venus Encarnada”, como la de Marsilio Ficino, pero desde mi mundo, desde mi mirada, y como habitante del siglo 21.
Con la intriga y el interés de saber qué le pasa al otro con mi fotografía, si es que le pasa algo.
Por otra parte creo que en nuestro país hay excelentes artistas fotógrafos y que tenemos la suerte de poder tomar contacto directo con la obras y los creadores, muchas veces de manera llana y enriquecedora.
También podría tomar la pregunta en relación a la fotografía en tanto que lenguaje:
Citando a Luis Castelo, toda imagen fotográfica, por más “perfecta” que sea aporta elementos que no existen en la realidad. La fotografía no reproduce la realidad, en cambio tiene la capacidad de cuestionarla. Encuentro que la imagen fotográfica posee signos propios, y es portadora de mensajes codificados. Estos signos aparecen a través de la conjunción del elemento tecnológico, como medio, con la visión del mundo por parte del fotógrafo (en el caso de la fotografía como medio de expresión), cargada de intencionalidad, memoria e imaginación. Por medio de la supresión y la selección, concibo una imagen a través del medio fotográfico procediendo a la arbitraria transformación de la realidad, la generación de una nueva realidad. En síntesis, esta transformación y generación nace producto de una preocupación estética y conceptual que abarca además la selección del medio tecnológico, tanto en su austeridad como en la multiplicidad de elementos posibles y las acciones que decido acometer. Por tanto entiendo la fotografía, como un lenguaje específico que emplea elementos inherentes a su propia naturaleza.
Y cómo se vincula tu trabajo con las Ficciones que están en juego en este encuentro?
¿Por qué Tarkovsky, Arnold Newman o John Ford, cada uno en su época y contexto, eligen utilizar y operar éste o aquel dispositivo tecnológico….? . ¿Cómo deciden ubicar la cámara en y hacia ese lugar y no hacia otro? ¿Por la luz? ¿Por la composición del plano? ¿Por posibilidades de registrar el movimiento en el tiempo, detenido o no, etc., etc.?...Si, pero sobre todo porque cada uno tiene una visión del mundo, que está en la base de sus decisiones.
Tal vez esto sea parte de la respuesta a la pregunta anterior, pero creo que el concepto esta presente en lo que pienso sobre el desarrollo de la ficción.
Y dentro del lenguaje fotográfico me resulta interesante e inspirador el juego. El juego entre lo real, como algo inasible, la realidad, como norma o convención social y la realidad propia de la fotografía, esa nueva realidad. Ese juego entre el eikon y el imago. Esa posibilidad de generar un tiempo interno más o menos comprimido, más o menos elástico. La sensación de que algo está pasando, esa incertidumbre de que algo va a suceder o que acaba de pasar.
Y me resulta un buen punto de partida para que la ficción comience a suceder.
La incertidumbre del ¿eso fue actuado?
Como plantea Fraçois Soulages. “Todo fotógrafo, lo quiera o no, es un director, toda fotografía es teatralizante. Eso fue actuado. Todo el mundo se engaña o puede ser engañado en fotografía: el fotografiado, el fotógrafo y el que mira la fotografía. Éste puede creer que la fotografía es la prueba de lo real, cuando no es más que un indicio de una actuación… Eso fue actuado, porque eso ocurrió en otra parte distinta a la que se cree, como en el teatro, el referente, en fotografía, no está allí donde se piensa, ni allí donde uno esta, ni allí donde uno cree. Acaso la fotografía solo se refiere a ella misma: por lo demás es la única condición de posibilidad de su autonomía”
La diferencia con el teatro, es que allí existe una convención: lo que sucede allí es ficción. En la fotografía esto no está explícito, queda el margen de la duda. Queda en manos del espectador dilucidar lo límites entre ficción y realidad
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